Nunca me ha obsesionado demasiado mañana, ni mucho menos la semana que viene. Nunca, creo que jamás, me ha importado mucho dónde estaré o qué pasará dentro de una hora. Sin embargo el tiempo y su paso, la experiencia y (en este caso) su huella, no dejan de obsesionarme de un tiempo a esta parte. Un tiempo durante el que no dejo de darle vueltas al concepto de memoria y a su implicación (y parte de culpa) en la construcción de quienes somos.